Nadie quería hacerlo, sabíamos que sería prácticamente un acto suicida; así que finalmente lo echamos a la suerte. Sería ella la que decidiera nuestro futuro. Tomé la pajita y con horror vi que era la más pequeña. Jamás antes la palabra "ratón" había tenido tan exacto significado y así precisamente me sentía; era yo el ratón al que, en suerte, le había tocado ponerle el cascabel a la gatita que siempre nos acechaba en el pasillo...
-J.H.-
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