miércoles, 28 de septiembre de 2011

FRESAS CON CREMA.



En rebanadas o julianas,
en rodajas o finamente picadas,
en cubos o machacadas
las fresas con crema
son solamente un pretexto
para jugar en tu cuerpo,
para untar el postre por todo él,
acomodándolo meticulosamente
y decorando claro como un
muy buen gourmet, con una ramita
de yerbabuena mentolada.





Lo delicioso es comerlas lentamente
con la misma dedicación
con la que un catador degusta
un buen platillo o un buen vino
y luego de terminar de comer 
tal exquisitez, como un niño
al que le ha encantado el postre,
hay que lamer todo el plato
hasta dejarlo perfectamente limpio…

sábado, 10 de septiembre de 2011

HUMEDADES.


LLUVIA

De las alturas bajan los
disparos de nube,
la señora de enaguas grises
riega su jardín, el mundo;
insectos, colonia de hormigas somos
bajo las nubes regordetas y oscuras
que, desde su perspectiva, no son
tan altas pero que desde
donde nosotros las vemos,
les llamamos cielo.

SUDOR

Corriendo por tu piel
sensual y desbocada
la gota de sudor te
saborea;
ardes y se evapora
para de inmediato
condensarse en mi boca;
soy nube negra
a punto de llover, hinchado
de deseo y llevado mil veces
hasta los doce puntos
cardinales de tu cuerpo
por los vientos cadenciosos
de la pasión, Lluevo sobre ella,
lluevo en tu interior; sudor
que de mí brota
corriendo por tu piel
sensual y desbo…

SALIVA

Tengo antojo, como una
mujer preñada, como un
hombre hambriento,
salivo como un caracol;
mi boca se anega de deseo,
se encharca de tus besos,
se inunda del sabor de tu sexo
y lo escurre por las comisuras
que desembocan en el campo
exuberante donde se riegan
las flores de tu recuerdo.

SEXO

El rocío de la mañana
se condensa entre tus piernas;
delicioso hasta el ensordecimiento,
aromático hasta la ceguera
y embriagador hasta dejarme mudo;
la bebo, mi sed se apaga y el calor aumenta.

LÁGRIMAS

No las quiero
pero las bebería todas para
dejarte seca de tristeza;
no las quiero a menos de que
su origen esté en tu risa desatada
y también las bebería sin peros;
soy un idiota, prefiriendo unas
he provocado las otras;
sediento de las dulces
he tenido que beber las amargas;
bestia que es uno, lo he dicho antes:
para tus penas, mis brazos
y para tus lágrimas mi sed.


LAS CINCO MANERAS DE HACERLE EL AMOR A UNA MUJER.


Para hacerle el amor a una mujer hay otras cuatro maneras que, sumada a la más comúnmente practicada, suman cinco. De ésta no hablaré aquí porque como ya ustedes saben, no tengo calidad moral alguna para invocarle y describirle pues el peor de sus practicantes soy.

Sí en cambio, me permitiré dedicar unas líneas a las otras cuatro formas que, sin ser menos importantes, sean quizá las menos conocidas y menos aún practicadas.

La primera de estas (aunque realmente no importa el orden) es el masaje. Un masaje es, además de terapéutico y relajante, una muy buena manera de tener contacto con la suave piel de una dama (o de un “damo”, según preferencias y posibles combinaciones) sin que necesariamente ello implique una relación coital (aunque créanme, la mayoría de las veces sí pasa). No es de ninguna manera necesario ser expertos en el arte de los masajes, sino solamente tener claridad en lo delicada que es una piel ajena y decidirse a frotar (que es el fundamento del masaje) con cierta firmeza, esas partes que tanto nos gustan; eso sí, hay que tener cuidado de no presionar nunca (salvo mayor experiencia) esas partes susceptibles de lesionarse como la columna vertebral, las clavículas, esternón, costillas y por favor, a menos que sean en verdad conocedores del tema, dejen en paz el cuello pues existe el riesgo de que puedan obtener una demanda por lesiones o vivir el resto de sus días con el cargo de conciencia de alguien en silla de ruedas. También es recomendable tener mucho tiento con genitales y glándulas mamarias. Por lo demás, todo es absolutamente válido y masajeable.

Existen muchas lecturas especializadas para poco a poco ir profundizando en estos deleites artísticos y terapéuticos y, poco a poco también ir abarcando con el progreso en el conocimiento, las partes arriba restringidas y provocar repetidas y nuevas sensaciones de placer a la persona cuyo cuerpo ponga, literalmente, en nuestras manos.

Las técnicas para un masaje son muchas y muy variadas las posibilidades, por lo que no vamos a profundizar en ellas en este espacio. La técnica básica para un masaje es, como ya lo mencioné al inicio, el frotamiento de manera firme pero sin mucha presión y de manera importante es mencionar que deba realizarse en un solo sentido y con trazos largos y continuos; es decir de arriba abajo y de abajo arriba hasta el final de la parte en la que estemos trabajando, sea espalda, piernas, pantorrillas, antebrazos o brazos, siempre, repito, de manera firme y continua además de sensatamente lenta; de manera que si ustedes encuentran sensual frotar a una persona como se frota a un carro al lavarlo, olvídense de esto y mejor cómprenles flores. Tampoco funcionan para estos menesteres las enseñanzas del Maestro Miyagi y eso de “poner cera, quitar cera” no, definitivamente aquí no va.

Las manos no resbalan sobre la piel así nomás porque sí, se necesita de un agente lubricante que generalmente es aceite, de estos hay muchos y de muy diferentes aromas; pueden utilizar uno de esos para bebés (que dan buenos resultados) o bien, siendo ya más dedicados y complacientes, pueden adquirir uno en cualquier tienda de esas dedicadas a la venta de artículos eróticos o en otras, dedicadas a la venta de cosmetología corporal. Sin embargo, es de tomar en cuenta que esto no limita las posibilidades ya que existen muchísimas cosas que son naturalmente “resbaladizas” y aún más, hasta comestibles. en este sentido, el uso de cremas líquidas corporales, yogurt, pulpa de frutas, crema batida, betunes para pastel, gelatinas y muchas otras cosas más son también útiles, disfrutables y casi siempre a la mano. De esta manera las posibilidades son tan bastas como la imaginación misma. El masaje es pues una de las cinco maneras de hacerle el amor a una mujer.

Otra forma de hacerle el amor a una mujer es interesándose en sus cosas, y no me refiero solamente a las meras formulaciones de la pregunta”¿y cómo te fue hoy?” porque eso no es de ninguna manera mostrar interés, sino más bien un mero “cumplimiento de formalidades”.

A lo que yo me refiero es a, en verdad meternos a la vorágine de las actividades de ellas, me refiero a ayudarle a calificar exámenes si es profesora, o a desvelarse revisando una tesina, o a cortarse con el cuter haciendo una maqueta se es arquitecta, o a embadurnarnos de óleo y solventes o barro y yeso si es artesana o escultora, incluso a estar inmóvil por horas si lo suyo es la pintura y se le ha metido en la cabeza la loca idea de que somos el “perfecto modelo para representar la vorágine de un deseo reprimido” (lo que quiera que eso signifique y exija tener que estar con la genitalidad en vilo y un moñito negro atado a ella); me refiero por supuesto a relevarla en las duras y largas horas de capturar datos para que ella pueda dormir un poco; me refiero también a ser parte de sus desvelos, desesperos y angustias laborales, académicas y/o existenciales. Naturalmente que tampoco nos vamos a poner a ayudar en cosas que no podamos comprender, o para las que no seamos aptos;  se trata de ayudar, no de empeorar las cosas. Pero afortunadamente ellas saben perfectamente con ese sentido de la auscultación que ya de fábrica les ponen cuáles son nuestras capacidades y en función de ellas nos permiten ayudarles en algunas cosas, y en otras, de plano nos dicen “no gracias, mejor ve adormir que debes estar muy cansado”. de este modo, siempre habrá algo que podamos hacer por ellas y sus actividades, ya sea dictar, sumar, contar, engrapar, cortar, dibujar o bien simple y sencillamente estar allí a su lado como adorno o como atril…

Realmente no habría mucho qué decir respecto a esta manera de hacerle el amor a una mujer; aquí, creo yo que cabría ahondar un poco más en lo que a veces supone esto de quedar bien en este amar a alguien; en ocasiones (la mayoría de ellas por cierto), las desveladas, los raspones, cortaditas, embarradas de pintura, engrapadas de dedos, perforaciones de ropa y otras mil sensacionales cosas raras veces son agradecidas y menos aún recordadas en futuras ocasiones. Por eso recomiendo mesura, calma… y muchísima resignación porque nadie en absoluto nos va a reconocer habernos puesto a hacer cualquier cosa por puro amor (aunque hay esas hermosas excepciones que para toda regla existen). Interesarse en las cosas de una mujer, es también una de las cinco maneras de hacerle el amor a una mujer.

La poesía es quizá, luego del sexo, la segunda forma más popular para hacerle el amor a una mujer. Esos detallitos que lamentablemente se van ya perdiendo con el paso de los años y que consisten en obsequiarles flores, chocolates, pulseritas, cadenitas, aretitos, adornitos, disquitos, carritos, casitas, acciones de alguna compañía, y demás bagatelas, son por sí mismos actos poéticos.

Sin embargo, vayamos más a fondo, la poesía stricto sensu, es palabra escrita o hablada más que acto heroico o la actitud caballeresca; el verso, según percepciones resulta un halago para los sentidos femeninos que alteran y subliman sus apreciaciones. Claro está que no todos podemos escribir poesía bella y llegadora y por más que lo intentemos sólo obtenemos vergonzosos resultados.

De vez en cuando hay que esforzarse por hilar un pensamiento lógico y lo suficientemente llamativo para captar por un instante aunque sea, la atención de una linda mujer; instante que vale la pena por todo lo que nos dolerá la cabeza dado el esfuerzo realizado, pero necesariamente hay que cometer este tipo de atrevimientos para mostrar que no solamente somos capaces de partirnos estúpidamente el alma con cualquier otro pretendiente que ronde a nuestra Dulcinea, a nuestra Beatriz, a nuestra Gala o como quiera que se llame; que no solo somos capaces de bebernos todo el océano, sino todavía empinarnos unos rones pa´l desempance.

También con estos ejercicios demostraremos que somos buenos conciliadores y logramos hacer que para generar un buen pensamiento, nuestras dos neuronas (que por cierto están peleadas) se reconcilien diez segundos (¡Viva el trabajo en equipo¡). Ahora bien, para quienes piensan que estos dolores de cabeza no es necesario padecerlos tan cotidianamente, pero quieren derrochar romanticismo, pues todo es cuestión de echarse un clavado en un buen libro de poesía o bien, en el internet y descubrir una pléyade de autores antiguos, contemporáneos y postemporáneos que seguramente podrán aportar muchos versos al fino arte de hacer el amor. Conclusión, la poesía es una más de las cinco maneras de hacerle el amor a una mujer.

Cocinar para ellas es lo mismo un reto que un placer y desde luego que para esto tampoco son necesarias grandes dotes, es más, si uno no es buen amigo de los utensilios de cocina, pues hasta las servilletas de papel nos causan serias heridas, suficiente es con aprenderse de memoria cinco platillos, sencillos; para que ocasionalmente (o cotidianamente según sea el caso) uno pueda deleitar a esa mujer de nuestros desvelos e inquietudes. Hacerle el amor a una mujer a través de una comida, es también el mismo acto de darles toda nuestra pasión sazonada con verduras y especias; condimentando y dejando en cocción el tiempo exacto todos los ingredientes para provocar en ellas esas placenteras sensaciones que desembocarán en un tierno y agradecido beso o en un sublime acto de entrega, sensual y amoroso.

Lo mismo un par de huevos con jamón, café, pan y fruta para el desayuno que una ensalada y pasta o unas ricas tostadas de tinga en la comida o bien un saludable sándwich de pavo o jamón para una cena ligera y renovadora. Cocinar para ellas, junto con las otras tres formas de las que ya hemos platicado y por supuesto, el sexo, son las cinco maneras en las que un hombre puede y debe hacerle el amor a una mujer. esto las hará felices y a nosotros nos hará un poco más sensibles. Se los garantizo yo, el peor de los amantes, pero el mejor de los enamorados.